Soy artista callejero y ya casi nadie lleva efectivo encima: así consigo que desconocidos me hagan Bizums

Cada vez es más habitual ver carteles a pie de calle con un "se acepta Bizum"

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Noelia Hontoria

Editora

Muchos de nosotros nos hemos cruzado alguna vez con un artista callejero. Están en el metro tocando la guitarra o cantando en las plazas más concurridas de la ciudad. También nos los encontramos en puestecitos y mercadillos de artesanía, vendiendo sus pendientes hechos con materiales reciclados, sus velas personalizadas o sus tote bags pintadas a mano.

Más allá de su amor por el arte, a todas estas personas, artesanos, cantantes y artistas en general, les une la intención de obtener un beneficio económico gracias a sus habilidades. En un momento en el que los transeúntes ya apenas llevan efectivo, el Bizum también ha llegado a la calle.

Artistas callejeros y artesanos que aceptan Bizum

Tenemos la imagen del artesano que cuelga en su puesto, entre ilustraciones y bisutería hecha a mano, un cartel con un llamativo “Se acepta Bizum”. También del cantante del metro que coloca una caja de luz con su cuenta de Instagram y su número de teléfono para recibir los donativos que antaño se colaban en la funda de su guitarra.

Cada vez llevamos menos efectivo y nos hemos acostumbrado más a pagar con tarjeta en cualquier lugar. Incluso, entre amigos lo más habitual es un “te hago Bizum” cuando partimos la cena a pachas o le hacemos un encargo. Incluso, cuando visitamos un mercadillo de artesanía.

Condesa Furiosa hace sus propias piezas de artesanía, desde bisutería hasta tocados. Es uno de los rostros habituales en el Mercado de las Ranas, una especie de rastro en el que los artistas y comercios del Barrio de las Letras de Madrid venden sus obras a pie de calle. Muchos de estos puestos callejeros de artesanía ya han normalizado aceptar Bizum como un método de pago más.

Eso sí, del lado del viandante Bizum, de momento, parece ser una opción secundaria. Lo hemos normalizado como una opción entre particulares y aunque cada vez se utiliza más para compras online o incluso lo aceptan tiendas físicas, a pie de calle nos cuesta más usarlo. Condesa Furiosa explica a Xataka Móvil que “la gente sigue usando como primera opción la tarjeta. Si no les funciona o no recuerdan el PIN sí intentan pagar por Bizum. En general, a la gente le resulta más engorroso Bizum y terminan por el método fácil para ellos, la tarjeta (o muy pocos, el efectivo)”.

El pago por Bizum a pie de calle también da lugar a anécdotas: “con Bizum tengo una anécdota y es que un chico que vino de Estados Unidos traía una tarjeta que mi datáfono no recogía y le invité como pude a enviarme un Bizum descargando la app. Él ya vivía en España y tenía también un banco español, pero estábamos sin cobertura para descargar la aplicación. Al final tardamos una hora y media en hacer toda la gestión para que el chico se pudiera llevar una de mis tote bags pintadas a mano. ¡Pero finalmente lo conseguimos!”

Apenas usamos efectivo, excepto con los artistas callejeros

El movimiento de Revolut de abrir sus primeros cajeros físicos puede resultar algo curioso teniendo en cuenta que cada vez usamos menos el dinero en efectivo. Sin embargo, después de hablar con estos artesanos nos hemos dado cuenta de algo: para pagar algo en la propia calle sí que usamos el (poco) efectivo que todavía llevamos encima.

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En cierto modo tiene sentido: siguiendo con el ejemplo del cantante del metro o del bailarín de la plaza, suelen ser espacios en los que pasamos rápido, sin detenernos demasiado, por lo que echar algunas monedas que tengamos en el bolso es un gesto todavía mucho más natural que el de sacar el móvil, abrir la aplicación del banco, apuntar el número de teléfono y enviar el Bizum.

Por el mismo motivo, en los puestecitos de artesanía se prefiere el efectivo o la tarjeta. Elena es artesana cerera y hace con sus propias manos velas de origen vegetal que después vende en su tienda online, pero también a pie de calle. Elena nos ha contado que, aunque acepta Bizum, nadie lo utiliza para llevarse sus velas a casa. Aunque no tiene ningún cartel que indique los medios de pago que acepta, explica que lo primero que pregunta la gente es si se acepta tarjeta y al decir que sí ya nadie pregunta por la opción del Bizum.

La llamada a la acción

Los artistas callejeros han encontrado en el Bizum una manera muy útil para salvar esa limitación actual que supone que muchos de nosotros no llevemos monedas encima. El efecto “llamada a la acción” que provoca poner un cartel con el número de teléfono es la forma menos intrusiva y con mayor efecto para recaudar este dinero altruista.

Caso diferente lo menos en el tema de los artesanos que venden sus piezas únicas en la calle. Bisutería, bolsos, velas, ropa, ilustraciones… En este caso, parece que todavía tenemos muy arraigado el hecho de pagar con tarjeta al tratarse de una compraventa y dejamos el Bizum como última opción.

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